En Guatemala, el flujo de remesas del mes de septiembre se ha caracterizado históricamente por una disminución en comparación con el mes de agosto. De hecho, en los últimos 30 años, tan solo en 1996, 1997, 1999, 2015 y 2020, el monto recibido en septiembre fue mayor al de agosto.
Esto se debe a varios factores. El fin del verano marca el término de la temporada de cosechas, donde muchos guatemaltecos laboran, y provoca migraciones internas en EE. UU., ya que los paisanos buscan nuevas oportunidades de trabajo al concluir la estación. Asimismo, octubre es un mes de graduaciones en Guatemala, lo que motiva a muchos a ahorrar y enviar más remesas durante dicho periodo.
Además, como mencionamos en el blog anterior, el pasado agosto tuvo 5 viernes y 5 sábados, días clave para el envío de remesas, finalizando en lunes, uno de los mejores días para pagar remesas. En contraste, la distribución de días en septiembre no fue óptima, lo que también influyó en la disminución del 15% mes sobre mes, cerrando el mes de septiembre con $1,724 millones.
La cifra acumulada en lo que va del 2024 asciende a los $15,835 millones, y con este comportamiento se proyecta que el año cierre con ingresos superiores a los $21,000 millones, superando en más del 7% al año 2023. Y si bien es cierto, se ha notado una desaceleración en el crecimiento, ya que en años anteriores el aumento porcentual era de dos dígitos, este incremento no es para nada despreciable, considerando los desafíos que han enfrentado nuestros connacionales que viven en el extranjero, debido al aumento de las tasas de interés y la inflación.
Estos números reflejan una clara realidad: el trabajo de nuestros paisanos en el exterior continúa siendo un motor para la economía guatemalteca. Su aporte para sus seres queridos se transforma en oportunidades de crecimiento y desarrollo, contribuyendo al bienestar de todo el país.